Se hizo un manto de seda con las estrellas y se envolvió en él. Debajo, escondía uno por uno sus secretos: sus valles y sus montañas, sus lunas y
lunares. Su larga y parda melena ondeaba salvaje, como cada mota azulada en sus
pupilas, como el azul desteñido del cielo nocturno que la arropaba. Salvaje y
libre. Sí, libre.
En su cabeza asomaba una cornamenta caoba; en su boca, unos caninos color
marfil. Toda ella era salvaje. Toda ella era leyenda, fábula, mito; sí, toda
ella era un ser mitológico. Y allí donde ella iba también iba la noche. Y allí
donde ella iba también iban sus lunares, la luna y las estrellas.
Y allí donde ella iba también iba yo, que vivo por y para la noche. Porque
vivo por y para ella. Y en su manto de seda me acurruco para ver las estrellas,
para ver sus valles, sus montañas y cada mota azulada de sus pupilas.
Encadenado y hambriento. Encadenado a donde la noche me lleve para liberarme.
Salvaje y libre.
Escribes con tanta delicadeza que es imposible no emocionarse leyendo cualquiera de tus textos ♥
ResponderEliminarQué comentario más bonito. Es imposible perder la ilusión por escribir cuando te dedican palabras como estas. Mil gracias^^.
EliminarDe los textos que he leído, me parece el más paradigmático para decir lo siguiente: se siente la lírica en tu prosa, y es algo digno de mérito. Sospecho que te esfuerzas en jugar con los ritmos de las palabras. Es un estilo diferente, pero la verdad es que no es muy común. A mí me agrada mucho.
ResponderEliminarD. Merino.